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¿Cuando dejarán de castigarnos por ser amazigues?

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"L’Aziz és llicenciat en biologia i fa gairebé 5 anys que va venir a viure a Catalunya procedent de Gourrama (Er-Rachidia, Marroc). El seu bagatge lingüístic ("els magribins tenim molta facilitat per a aprendre llengües", em confessa amb humilitat) li ha permès exercir professionalment com a educador a la Fundació Bayt Al-Thaquafa, on desenvolupa tasques de traducció i mediació dins l’àmbit escolar. També és coordinador i portaveu de Cornellà Sense Fronteres, entitat que col·labora amb la Plataforma per la Llengua."
Los Amazigues (Bereberes) son los habitantes históricos del norte de África y del Sahara desde hace al menos 10.000 años. Una realidad histórica que ponen en evidencia las investigaciones de antropólogos e historiadores como Gabriel Camps, David Harts y otros, y que es confirmada hoy en día por la subsistencia de más de 30 millones de Amazigófonos y Amazigófonas sobre este gran territorio repartido entre una decena de países -Marruecos (Rif, Atlas, Sous), Argelia (Cabilia, Auras, Chawia, M’zab), Túnez, Libia, Egipto (Oasis de Siwa), Canarias y el país de los Tuaregs destrozado por las fronteras de seis Estados (Níger, Mali, Mauritania, Burkina Faso, Libia y Argelia).
A pesar de las numerosas invasiones, desde el siglo VIII A. C., en el Norte de África (Tamazga) que imponían su violencia para dominar a este pueblo mediterráneo y sahariano, los Amazigues siguen componiendo el elemento étnico y sociocultural fundamental de África del norte.
Después del enorme sacrificio en la lucha para la liberación y la descolonización del norte de África, los Amazigues se encuentran en una situación de colonización interna. Una situación en la cual la tradicional aristocracia arabista con que ha negociado el imperialismo europeo el traspaso y la fabricación de los Estados actuales sin tener en cuenta los derechos históricos de los Amazigues del interior, se perpetúa en el poder.
Los Estados norteafricanos llevan una política basada en la eliminación de todo lo que se refiere a la amaziguidad. En Marruecos, país cuya gran mayoría de población sigue amazigue a todos los niveles, el régimen ligado artificialmente al mundo árabe y al medio oriente, sigue aplicando el proceso de arabización del pueblo Amazigue empezado hace más de catorce siglos, imponiendo una sola lengua, el Árabe, una sola religión, el Islam, cerrando todas las puertas de la libertad y la diversidad.
Con la misma estrategia de la época de plomo, el sistema marroquí, en su versión actual, opta por diferentes vías para la supresión de la identidad, la lengua y la cultura amazigues del pueblo marroquí. De estas vías, se destacan las siguientes:
- La vía diplomática, a nivel exterior, ligando Marruecos a espacios geopolíticos arabistas ajenos a la realidad de los y las ciudadanas de Marruecos (la Unión del Magreb Árabe, la Liga Árabe…). Provocando con ello el desconocimiento internacional de la existencia y la legitimidad de la causa amazigue.
- La falsificación de la historia y la utilización de las mezquitas, los centros religiosos, los centros de educación y de enseñanza y los medios de comunicación y la prensa arabista como vehículo de la arabización, y para sembrar sentimientos de menosprecio y vergüenza entre los bereberes.
- La asimilación forzada a través de la prohibición de las organizaciones amazigues (ejemplo del partido Democrático Amazigue de Marruecos) y de la expresión cultural y política, así como de la marginación de poblaciones enteras en montañas y desiertos condenándolas al aislamiento, la miseria y las enfermedades, y también mediante la violencia hasta crímenes y agresiones contra los ciudadanos (recientemente la manifestación de Safru por el encarecimiento de los alimentos básicos y la manifestación de Bumalen- Dades).
Así se confirma la falsedad del discurso oficial sobre la transición política, el Consejo consultivo de los Derechos Humanos, la instancia de equidad y reconciliación, el Instituto Real de la Lengua Amazigue y los demás inventos engañosos de un sistema conocido por su tortura histórica. Basta de mirar la maquinaria de violencia y represión cotidiana en Marruecos, que persigue a ciudadanos y ciudadanas activistas y no activistas en la universidad, en la calle y en la tribu, lo que no deja ninguna duda sobre la verdadera cara del terror del poder de este país. Hoy en día, 16 estudiantes del Movimiento Cultural Amazigue, detenidos en Errachidia, Meknes y Agadi, permanecen desde 2007 bajo humillación y tortura y con condenas desde siete meses hasta 2 años de cárcel. Las detenciones han pasado más allá de las murallas de la universidad para llegar al alto atlas en el pueblo de Bumalen-Dades, donde la policía intervino de una manera salvaje arrestando arbitrariamente a 142 personas en el curso de una manifestación pacífica, el 6 de enero pasado, en la que los habitantes desesperados reivindicaban una carretera y un ambulatorio. Diez de ellos, incluso un menor, son condenados a duras penas que varían entre un año y seis de cárcel sin estatuto de prisioneros políticos reconocido. Se trata de la tiranía del sistema Marroquí para llevar a cabo su proyecto arabista y diferencialista, que visa la liquidación del componente y del movimiento amazigues de la escena sociopolítica de Marruecos.
A pesar de la indiferencia de las organizaciones internacionales de derechos humanos ante la violación de los derechos fundamentales de grupos e individuos, el ciudadano Marroquí es más consciente que nunca de que no habrá democracia sin el reconocimiento oficial de los derechos sociales, políticos, civiles y de la identidad, lengua y cultura amazigues de los ciudadanos y ciudadanas. Está más unido para defender a cualquier precio su derecho a un cambio y un futuro mejor.


Asociación Cornellà Sense Fronteres

Maria Dantas

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